Entre las
tantas revoluciones de la década prodigiosa de 1960, desde Los Beatles hasta el
primer hombre en la Luna, la minifalda sigue siendo uno de los íconos más
perdurables de la época.
Aunque
hay distintas opiniones sobre quién inventó la abreviada prenda -con Mary
Quant, André Courrèges, John Bates y Jean Varon compitiendo por el título-, la
plataforma de lanzamiento de la minifalda en Londres fue la diseñadora local
Quant, quien en ese entonces era el motor de la moda en una ciudad que estaba
marcando el ritmo.
"La
minifalda fue un fenómeno extraordinario y tuvo un gran impacto ya que era
parte de la cultura juvenil emergente de la década de 1960.
Fue en
gran medida una expresión de esa cultura de los jóvenes y del inicio del
movimiento de liberación sexual que trajo la invención de la píldora
anticonceptiva. Fue como un momento histórico.
En los
años 20 ya había habido algo parecido con una cultura juvenil y faldas cortas,
pero a pesar de que las mujeres jóvenes de la década de 1920 eran consideradas
más libres sexualmente que sus antecesoras -podían salir con sus parejas sin
supervisión, elegir a su futuro cónyuge, besar a varios hombres antes de
casarse e intercambiar caricias-, seguían amenazadas con lo que siempre había
limitado la libertad sexual de las mujeres: el peligro de quedar embarazadas.
Pocas
mujeres, en su mayoría deportistas, habían usado minifaldas hasta que Quant
empezó a venderlas en su mítica boutique Bazaar de la igualmente mítica calle
King's Road.
Pero ella
había experimentado con algo similar en su juventud, cuando se enganchaba la
falda de su uniforme escolar hacia arriba para "tener un aspecto más
interesante".
La musa
de Quant fue una bailarina de zapateo a la cual espiaba en el estudio de danza
donde tomaba clases de ballet.
Con una embriagante mezcla de mensajes, las coquetas minifaldas de Quant
comunicaban una inocencia traviesa y la actitud juguetona femenina, mientras
que le daba un golpe rebelde a la generación reprimida de la posguerra de la
década de 1950, que creció entre diseños utilitarios básicos.
Con su audaz dobladillo corto, la minifalda -que en ese entonces se usaba
con zapatos bajos de correa o botas altas con cierre y medias gruesas con
colores fuertes- desafió a la sociedad haciendo tambalear los valores
conservadores.
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